Urdimbres de Memoria Mestiza
Hace un tiempo ya, invitaron a nuestra fundadora Eleonora a escribir un pequeño texto sobre la exposición de las artistas visuales Jimena Tapia y Sandy Muñoz para la convocatoria 2015 de Cita a Ciegas III de Balmaceda Joven. Y aunque escribir este tipo de textos no es una práctica usual para ella, reflexionar sobre el textil es algo que siempre la ha estimulado.
Los dejamos con el interesante texto a continuación y algunas imágenes de la exposición mas abajo.
URDIMBRES DE MEMORIA MESTIZA
Texto obra de Jimena Tapia y Sandy Muñoz
Eleonora López M.
El Arte Latinoamericano no puede ser definido bajo los mismos principios del arte hegemónico occidental, al poner en valor técnicas, imágenes, materiales de nuestro territorio ancestral, se trabaja en base a otros lenguajes, en donde la vida, la ritualidad, la religiosidad están entrelazadas con el arte y el hacer cotidiano. Es así como estas dos artistas se reúnen a ciegas para plantear el problema del Arte en Latinoamérica, ¿cómo no crear en base a nuestros orígenes e identidad? Pero, ¿qué sucede cuando los principios del arte hegemónico no cuadran con esta producción artística? Se puede redefinir el arte en distintas categorías o se puede entrar en una disputa sobre lo que es el arte y quién define lo que corresponde o no. Como la cultura dominante oprime a los subyugados, el modelo de arte dominante oprime las expresiones artísticas que se empapan de tradicionales culturales de su propio territorio, es decir que cruzan los límites de lo impuesto sobre lo que es el Arte.
En el trabajo que hace Jimena se vislumbra la necesidad de exponer las distintas dimensiones del tiempo o como lo concebimos, en el ejercicio de exhibir imágenes antiguas, quizás de las más antiguas que la cultura andina tenga a su haber. Al mismo tiempo hacer el trabajo de trasladar la imagen a un nuevo soporte de manera manual, muy detallado, punto a punto, se recrea el dedicado trabajo de tejer con finísimos hilos un tejido cargado de códigos, sacralidad y devoción. Como si el ejercicio artístico estuviera conectado con la divinidad, en un lenguaje encriptado, ajeno a nuestra comprensión de los símbolos andinos.
En la propuesta de Sandy, las capuchas representan la resistencia de las culturas originarias y los oprimidos como un escudo protector para enfrentarse a la guerra. Se viste de trabajo manual textil, de tiempo y dedicación. Cada capucha cuenta una historia relatada por el personaje que la caracteriza. El relato es aquí el campo de batalla, la historia es el pilar valórico que llama a la memoria, a no olvidar nuestro pasado y constituirnos en base a ello.
Los pueblos indígenas resisten a través de sus ritos. Se mantiene el orden de la cultura, respetando los ciclos de la naturaleza que se sincronizan con festividades y ceremonias. El textil es y ha sido siempre un motor de vida para los pueblos originarios, y la historia que cuenta cada textil es relatada de generación en generación.
Vemos como dos personas distantes se cruzan en un diálogo sin palabras, donde el lenguaje textil viene a contarnos su historia y la historia de los pueblos, el relato callado por la historia oficial. La continuidad de este arte radica en lograr unificar ambas visiones, como el tejido es formado por la trama y la urdimbre, siendo el textil una expresión de la vida, que traspasa y une todas las esferas de la vida de los pueblos.